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De "Diario de vida de un funcionario público (a honorarios)" [Pedro Guillermo Jara]




Seguridad y análisis

Dios Juanito. Por mis colegas nos hemos enterado, con gran escándalo, que te has rodeado de un equipo de analistas y expertos en seguridad; que recurrirían a la documentación que proporcionan los artistas a través de los fondos concursables; que se estaría realizando un catastro de ideas y conceptos para saber cuál es la tendencia estética, política y social de los implicados. Que a partir de los objetivos generales y específicos, de la fundamentación y de la descripción de proyectos, ustedes estarían en condiciones de establecer un perfil, a nivel país, de lo que piensan, sueñan, desean los usuarios. Que estos informes serían confidenciales y de seguridad nacional.

Con nuestros colegas pensamos que esta práctica sería grave e ilegal. Pero quedamos sólo en eso: que sería grave, mientras continuamos frente a nuestro ordenador, sagrado y vigilado por toda la eternidad.

Dios Juanito, me cago en ti.


Reducción de personal

En la mañana ingreso al edificio que alberga las distintas reparticiones. La máquina, como el ojo de dios, registra mi huella dactilar. Algunos colegas ya han llegado y están sentados frente al ordenador.

Tengo que flectar mis piernas al ingresar por la puerta principal. Al desplazarme por el pasillo, la altura del techo no me permite estar de pie: tengo que caminar con la cabeza inclinada. Es un descanso sentarme en el pequeño escritorio y acomodarme en la silla aun cuando quedo con las piernas casi a la altura del pecho. Enciendo el ordenador. Abro una de las carpetas y retomo la pega anterior: copiar cifras, números, aplicar la fórmula que me ofrece el Excel para cuadrar el ingreso/egreso.

Se acerca agachado un compañero de trabajo, y murmura: hay que estar preparados, colega, se comenta que a fin de mes habrá reducción de personal. Y regresa agachado para acomodarse en su escritorio.


El premio

Me ordenan citar en forma urgente al escritor J. Lo llamo y lo invito a presentarse a nuestras dependencias administrativas. Me consulta cuál es el motivo. Le comento que lo siento, que no puedo adelantarle los detalles de la cita pero que es urgente que se acerque al día siguiente a primera hora, con tenida formal. Y cuelgo.

El Director prepara su discurso y le solicita a la secretaria que no le pasen llamadas.

Al día siguiente el asistente de fondos prepara el salón de reuniones ubicado en el sótano. Coloca tazas, té, café, galletas, un hervidor.

A primera hora el personal admistrativo, de planta y a honorarios, estamos instalado en torno a la mesa. Nuestro Director, en la cabecera, repasa y relee su discurso.

Ingresa al salón la secretaria acompañando al escritor, quien saluda tímidamente inclinando su cabeza hacia uno y otro lado. Nos colocamos de pie y el anfitrión se ubica en la cabecera opuesta.

El Director se coloca de pie, carraspea, se acomoda la corbata, agradece al artista su asistencia. Después de enumerar la acción del gobierno en torno a las políticas culturales, le comunica oficialmente al anfitrión que se ha adjudicado una beca de escritura. J., sorprendido, no sabe qué decir. Murmura que no ha postulado a ninguna beca. Que es un error. Insiste en comentar que no ha llenado formularios desde hace muchos años. Nuestro Director sonríe benévolo, paternalista, se coloca de pie, se acerca al premiado, le palmotea la espalda. Extrae desde una carpeta un cheque por concepto de beca de escritura. Se lo entrega. Firme este comprobante de egreso, le solicita. El escritor no sabe qué hacer con el documento en sus manos. Firme aquí, por favor. Firme aquí, es necesario. J. agobiado, firma. Destella un flash. Aplaudimos, bebemos nuestro café, nos guardamos un par de galletas para el resto de la jornada y nos retiramos desde el salón de sesiones. En fila india ascendemos por la escalera de espiral hacia la superficie.

Regreso a mi escritorio, agachado, enciendo mi ordenador y continúo copiando cifras. Suspiro.


Pedro Guillermo Jara
Diario de vida de un funcionario público (a honorarios)
Serifa ediciones
Chile, 2016

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