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Número 1


Índice


Editorial

LM Hermoza —5
Cristian Jara —7
Marcello Dinali —8

Narrativa


Crónica


Poesía


2+

Traducción:

Especial Neobarroco:

La gruesa perla irregular del Neobarroco —147
por «Taller de poesía Antropófagos»

Reseñas


Pensamiento


Homenaje


No pasar




Editoriales


LM Hermoza

En julio de 2011, a poco de haberme instalado en París, daba por finalizada lasiega.org –revista digital que me ocupó por 7 años–, aburrido ya de publicar a otros, decidido a concentrarme en mí.

Fui iluso: inmediatamente comencé con los fanzines del cornelismo; luego fundé una editorial efímera de poesía en español; para sumergirme en la desmemoria.

Desperté en Barcelona, desarraigado una vez más, aturdido, pero sobre todo en proceso viral de aburrimiento crónico, tras la resaca de una fiesta sin sentido, de la mano de una ciudad en proceso de convertirse en la caricatura de sí misma.

Está de moda, por ejemplo, la vista desde la montaña del Carmelo. Si subes verás a lo que me refiero: una estepa baldía sobre la masa del turismo y su cultura prêt-à-porter al borde de un mar azul, enmudecida por las tensiones de los reclamos independentistas y la sombra de una crisis de uñas largas. En estas circunstancias, es entendible que los únicos temas inofensivos de los que ocuparse sean la fiesta y el turismo, o mejor: la fiesta con turistas.

Salvo raras excepciones, los jóvenes escritores latinoamericanos, llenos de ambición y esperanza, que daban color a la ciudad, se habían largado espantados por la crisis; y los escritores españoles se cagan aún más de miedo que hace 10 años atrás. Todo funciona tranquilo, a la perfección, porque el engranaje de la industria sigue en marcha y esto nos gusta escuchar a todos.

Con la ciudad en este estado, tuve la mala suerte de cruzarme con dos más: Cristian y Marcello, volando atolondrados como mariposas, más bien polillas. Son conmigo 2+, esta publicación (porque revista no es) de actualidad literaria y pensamiento lúdico 70% latinoamericana. El otro 30%, adivina quién lo ocupa…

En las demarcaciones del imperio, este gallito de las rocas, negro pero con corazón rojo, encuentra con ellos la justificación y el espacio para decir lo que piensa, que es hacer lo que quiere. Ya tiene forma lo que piensa. Puede verlo, tocarlo, sentirlo. Si hay algo que hacer en el imperio, todo buen indio debe conspirar contra él. Con todas nuestras divergencias de opiniones y diferencias físicas, esos 2+ y yo compartimos en algún resquicio del laberinto de nuestras entrañas esta certeza.

Deploramos a todos aquellos que se sometieron al yugo y no acometieron con la sublevación identitaria, desde Gómez Suárez de Figueroa, pomposamente Inca Garcilaso de la Vega. Todos aquellos indios subyugados por el motivo que fuera, desde un dominio hasta un trozo de pan, que se contentan con lo que resbala de la mesa del señor, no son de los nuestros. Nos gustan los revoltosos, los corazones inconformes, fervientes creyentes en la poesía.

Hay cosas con las que no se puede negociar y una de ellas es la integridad. Ni el más encumbrado MVLL ni el mísero redactor que escribe reseñitas complacientes para empezar una carrera en la prensa son bienvenidos a nuestra fiesta. He visto caer así innumerables amigos. La vergüenza ajena empañándome los cristales. No pienso perder más tiempo: o eres de los míos o no, mi otro yo o mi antítesis, pero nada al medio.

Esto no debe confundirse con un asunto racial, porque para ser indio basta con sentir al indio. Es el impulso instintivo de resistencia. Es el llamado de la inversión que recorre nuestras cuevas por la noche y nos despierta después de que sonó el despertador. Por eso, celebrado está ese 30%.

Ahora pásate a leer el Decálogo, donde está sistematizada la línea editorial de lo que tienes en las manos (aunque sean virtuales si se da el caso).


Cristian Jara Toro

Nunca quise hacer una revista de literatura. Siempre he cuestionado la trascendencia que la «actualidad editorial» pudiera tener en función de la apreciación personal en un nivel histórico literario. Lo anterior se desprende de la inseguridad que transmite la sensibilidad lectora, pues finalmente la experiencia de leer puede ser personal aunque la mayoría de las veces no lo sea. Entonces, emitir un juicio a modo de antologar el presente —pensaba entonces—, puede ser un poco inadecuado, pues hacer una publicación literaria periódica es hacer público de un sector lo «relevante» que se ha escrito en ese fragmento de tiempo, y a la vez es hacer una relectura de unos cuantos libros. Entonces, pensaba que mayor sentido tiene crear un sello editorial y publicar libros con textos no necesariamente recién escritos.

Cuando Marcello y LM llamaron para contarme del proyecto editorial que se traían entre manos me sentí confundido: ¿para qué una publicación, otra publicación periódica de literatura? «Porque es el momento», fue lo que en resumen quedó de la primera reunión. Momentos tan brumosos ahora: cuando el poder económico tiene que dejar tuerto a alguien para que la gente salga a las calles; cuando el águila negra insiste en dominar el sur; cuando la xenofobia en ciertos sectores se normaliza; cuando se pierde el respeto hacia las personas; cuando hordas ultraderechistas empiezan a husmear más cerca de lo tolerable; cuando mediatizan a una adolescente del polo norte porque aúlla por el cambio climático; cuando el negro matapacos se hace símbolo de la evasión; cuando uno y 2+, –«quiltros» sudacas– confluyen en las cloacas de una ciudad española hastiados de la mierda editorial que se desprende de su miasma monárquica.

Hoy, justo cuando Sudamérica está convulsionada por el descontento social, puedo decir que todo está alineado y que si no decimos y hacemos algo ahora nos quedaremos atragantados.

Pulsión. Propaganda castiza. Sin subvención. Ni becas ni Erasmus. Sin avisos comerciales. Revuelta y motín. Se presentan textos bajo miradas editoriales mías y de 2+. El lector dirá.


Marcello Dinali

En la televisión del bar muestran que hace pocas horas han entrado a la casa de Evo Morales destrozando todo. La chica de la barra toma el control remoto apuntando hacia el aparato y lo deja en mute. Una imagen queda fija unos segundos en la pantalla. Tres tipos en un salón vacío, de rodillas frente a una bandera de Bolivia desplegada sobre el piso de parquet , sobre la bandera una biblia. Se instala el relato.

¿De qué escribirán los poetas bolivianos en los próximos días.

En Chile un grupo de escritores deciden ficcionar la realidad a través de relatos breves que les encarga un periódico. Mientras en la calle la gente pierde -literalmente- los ojos luchando por la dignidad, ellos apartan la mirada y entretejen el relato de los medios que buscan convertir a los acontecimientos en anécdota.

La escritura nunca puede ser la misma en Latinoamérica, golpe tras golpe arden sus formas, se evade, se desangra, guarda silencios cómplices y de apoyo cuando las palabras no alcanzan. Se hace grande cuando ladra callejera a la autoridad.

Fanzines, fotocopias, afiches, cartulinas pintadas con tempera o con marcadores o con pintura en spray, cassetes regrabados, carteles, xilografías, panfletos, pegatinas, stencils… Las ganas de mostrarse, de enseñar, de indicar, narrar, dejar un registro de un instante y de poesía. Contar el secreto para que acontezca nuevamente. El otro día escuché alguien decir que se debe poner esfuerzo en que las revistas literarias no sean siempre un primer y único número, buscar la estabilidad y la continuidad de los proyectos. Decido dejar de aferrarme a una secuencia, disfrutar los acontecimientos sin pensar en su tradición, dejar que las hojas pasen y el nombre vaya cambiando, actualizándose. La necesidad de publicar no debiese ser una urgencia en sí misma.

***

El domingo 6 de octubre entra en vigor el alza en el pasaje del metro de Santiago de Chile. Los estudiantes secundarios se organizan y comienzan actos de evasión masiva de pago. El 18 del mismo mes se produce el cierre de algunas estaciones ante el enfrentamiento de manifestantes y policías. El presidente Piñera declara estado de emergencia y decreta toque de queda, los militares salen de los cuarteles y ocupan las calles. La represión de los agentes del estado se vuelve asesinato, tortura, violación, robo, mutilación, degradación, amedrentamiento, sadismo, ceguera. Aparecen cuerpos calcinados dentro de supermercados saqueados. Alex Nuñez es asesinado a golpes por la policía, se arrastra agonizante por las calles históricas de Maipú refrescando el rojo sangre que siempre ponen los mismos. Antes de morir se recuesta en la dignidad de su cama.

Un mes después del inicio del estallido social el instituto nacional de derechos humanos declara 22 muertos en protestas. 3 homicidios perpetrados por funcionarios del Ejército, 1 por un infante de marina y 1 por carabineros. 7 casos en los que los hechos configuraron el delito de homicidio frustrado. 345 querellas interpuestas en favor de 506 personas representadas por el INDH, de las cuales 245 corresponden al delito de torturas, habiendo connotación sexual en 58 de ellas. 6362 personas detenidas por las policías y 2381 heridas. 217 heridos por disparos de perdigones en sus ojos. La sangre corre desde la cordillera al mar limpiando el horror de la dictadura que persiste y se regocija. Las fuerzas represivas disparan a los ojos, buscando cegar a un pueblo que despierta.

Los nuevos héroes aparecen desde los bosques y la miseria. Los partidos políticos pactan una nueva transición.

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